En la estación 28-09-2009
el tiempo para él se detuvo,
y el padre nuestro se bajó,
y se nos hizo invisible.
Un día, en el no sé cuándo,
los últimos serán los primeros.
Mientras tanto esperemos
a saber lo que él sabe,
y nosotros no sabemos.
Cuesta desapegarse,
y “Pasar por todo una vez,
una vez sólo y ligero”
como dijo León Felipe.
La felicidad no se guarda.
“Es como un leve deslizarse
de remos en el agua”,
dice Jorge Teillier,
Pero hay que recordarla,
para que lo bueno perdure,
y uno pueda echarle mano
en cualquier momento.
También somos
el padre y la madre
que nos le faltan,
su silbido llamándola
en la tarde,
al entrar a la casa,
abrazando un ramo
de flores blancas,
Nuestro padre no juzgaba
ni quería ser juzgado.
Pero ofender sin querer,
es humano, y pedir perdón,
y reparar el daño, más sano
Cuando uno quiere celebrar
nunca faltan motivos,
sino celebrantes.
Cuidemos los ritos,
y a los celebrantes.
Cuando uno pierde piensa,
es mejor jugar que ganar.
Siempre será mejor jugar,
que mirar.
Es humano reír y llorar.
Es mejor reírse antes,
y después de llorar.
La alegría llega,
no tomándosela
muy en serio.
El tiempo no cuenta;
si uno lo deja pasar,
se asoma a la eternidad.
El tiempo que se cuenta,
ya es tiempo perdido.
Uno dice,
es mejor ver cien pájaros volando,
que tener uno en la mano,
es mejor vivir esperanzados,
que satisfechos,
pensar que lo mejor de la vida
siempre está por venir,
-pero no es así-
lo mejor de la vida
es vivir con un sentido,
que hay que descubrir,
-como nos enseñan nuestros padres-
en el amor y en el trabajo.
un abrazo
con afecto
de Germán
28 de Septiembre de 2015