viernes, 24 de mayo de 2019

Margarita Serrano En Los Remolinos.




Oleos de Constable.


Margarita Serrano Pérez me invitó
en 1964 cuando yo tenía 15 años,
a la Hacienda Los Remolinos,
a orillas del río Itata,
en la Estación General Cruz.

Los Remolinos, 
era un campo de su padre,
don Horacio Serrano Palma,
el "Taita", un poeta y sabio,
que calaba profundo 
como una lanza, 
y breve como la ráfaga.

Era un verdadero maestro,  
-"el maestro", de hoy 
es el gasfiter o el electricista-
que conocía la sabiduría del Oriente,
que en los años 60 era tan seductora
como ahora la inteligencia artificial.

Quiero compartir contigo,
esta experiencia de belleza
que atesoro en mi corazón,
porque nuestro deber es vivir
como si nunca fuéramos a morir.

No se trata  de vivir felices,
sino sencillamente de vivir
sin apegos desordenados
por las personas y las cosas,
que uno quiere, desea, o tiene .

Lo más bonito y permanente
de la visita a Los Remolinos
además de la Margarita y su familia,
tal sea aquel lugar irrepetible
-iba a decir irreductible-
donde el fruto de los cuidados,
no eran más, sino menos cosas.


Un lugar, donde la falta 
de las cosas esperadas
hacía aparecer los bienes inesperados:
así quizá, faltaba la luz eléctrica
para que pudiera haber proximidad,
conversación, y noches oscuras estrelladas,
para que el centro de la mesa 
fuera la vela titubeante, 
y no la certeza de la luz.
Como dice Jorge Teillier,
“a veces hay que apagar la luz
para tener conciencia de la luz.”

A veces hay que perderte Margarita
para tener presente el regalo 
que fue tu vida y hacerla nuestra.

Porque como dice Borges:
"También es nuestro,
lo que hemos perdido....
...Sólo es nuestro,
lo que hemos perdido".

Y el agua caliente,
la leche, o el pan,
todavía tenían relación con su origen
en el horno de leña, la vaca parida,
o en el fuego que el Taita prendía
cada mañana en el patio
debajo de un tambor
para calentar el agua, y luego el,
y los demás gritaban a su turno
"me voy a duchar", para ducharse
afuera, desnudos en el parque..

Esto me recuerda que una vez
en la casa de José Cruz,
Alberto Cruz, nos gritó:
"Encierrense en el baño,
porque voy a ir al baño 
en el jardín"...

El campo en Los Remolinos,
parecía salvaje, inculto,
un poco abandonado a su suerte,
porque quizá el fervor no se enseña tanto
haciendo producir un campo,
como haciendo fervorosamente
hasta lo más sencillo
que nos toca hacer
para que adquiera un sentido
en la existencia.

Dios nos dio a la Margarita,
y como dice Isak Dinesen,
después se acordó, y nos la quitó.

Tal vez nunca fue nuestra.
La amistad es un amor sereno,
que sobrevive sin un beso,
ni una lagrima,  
ni una pluma,
 ni una flor.

La amistad es un amor en potencia.
"Un fusil que está ahí descargado,
es mucho más que un fusil,
recién disparado" dijo alguien...

En los años 60 en el correo de Algarrobo,
recibí una carta de la Margarita
-el sobre tenía un membrete con vacas negras
que ponía “Hacienda Los Remolinos-
con un poema que decía algo así como,

"Ella me miró y me dijo:
estoy sola y se hace tarde,
y ya sé que no me quieres,
¿No te parece bastante?

 Su voz era como el humo
que en vez de subir se deshace,
su mirada una lágrima
que en vez de mirar, llorase.

Me miró, y no supe muy  bien
que contestarle,
y me quedó su lamento,
¿No te parece bastante?

Desde entonces vago a veces
por los caminos del parque,
estoy sola,
no tengo quien me quiera
y se hace tarde,
¿No te parece bastante?

Hasta pronto Margarita!


Germán






martes, 14 de mayo de 2019

Tomkins Conservation y el Caballo de Troya.


                                  El Salto Grande del Rio Paine. Foto de Guy Wenborne.



                                         Un grupo de Onas en la Patagonia.
                                         Foto del Padre Martin Gusinde








                                       
                                1994. Esta era la casa de la Familia Revein en Vodudahue,
                              Chiloe continental, poco antes de que Tomkins les comprara.
                                         Foto de German del Sol.
                                     


La fundación Tomkins Conservation traspasó al estado de Chile
cuatrocientas siete mil hectáreas
-no sabemos si en propiedad o no, y bajo que condiciones-
para promover que sean conservadas según sus pautas y objetivos….,
como dice la carta de Kristine Tompkins 
en “El Mercurio” del 12 de mayo del 2019. 
Con esta donación es probable que la fundación
-que no paga impuestos ni patentes-
promueva en Chile, 
las ideas de la Ecología Profunda.

Tomkins (QEPD) compró esas tierras baratas,
a los colonos que se habían establecido,
hace mas cincuenta años en Chiloé Continental,
y sufrían las dificultades obvias de vivir en lugares remotos
y que el estado de Chile no tuvo la voluntad de paliar,
para promover la distribución de la población a lo largo del país,
y desconcentrar el centro, como repiten las autoridades …
También le compró mas de doscientas mil hectáreas
a una universidad muy prestigiada
que las había recibido en donación.

¿Qué mejor para un estado falto de recursos que convertir
territorios remotos en parques inhabitados?
Aquí es donde el estado chileno coincide casualmente,
con los objetivos de Tompkins y de la Ecología Profunda,
de crear enormes áreas naturales deshabitadas,
hipotecando para siempre su capacidad de ser lugares
habitables sustentables o no…algo que deben decidir
las futuras generaciones.

¿Algún chileno realista piensa 
que esta reserva mundial de belleza casi impoluta, 
de 407 mil hectáreas,
puede ser administrada por Conaf  con 25 guarda parques
y $350 millones de presupuesto anual?

Conaf es una corporación de derecho privado,
que administra mas del 18 % del territorio chileno
con 450 guarda parques… sobre la base de que nadie
va al 80% de los Parques Nacionales y de que si nadie va,
la naturaleza se cuida sola.

Conaf no tiene las competencias ni los recursos humanos y
materiales necesarios para cumplir con el objetivo de los Parques Nacionales,
de ser un destino de viajes de calidad mundial, al que vayan
los chilenos gratis, y los extranjeros que estén dispuestos a pagar mejor
por ese privilegio, de modo de no saturarlos y destruirlos con visitas.

Los Parques Nacionales chilenos son hoy día 
uno de los destinos favoritos de jóvenes mochileros 
de países desarrollados que aprovechando un año sabático
estudian en que países atractivos pueden sobrevivir bien con el mínimo. 
Por eso no llevan consigo, ni siquiera llevan cocinillas a gas 
y hacen fuego en los Parques. E incendios.

Un abrazo,

Germán del Sol


A Mi Capitán Luis Rosselot.

“Oh Capitán, mi Capitán", El duro viaje parece concluido, A los lejos se escuchan Ruidos de puerto.... , ...