El escritor Horacio
Serrano Palma, "El Taita".
Un verano, cuando tenía
15 años,
Margarita y Marcela
Serrano me invitaron
a la Hacienda Los
Remolinos,
a orillas del rio Itata.
Quiero contar esta
experiencia tan bella
que he conservado en mi
corazón toda la vida,
porque creo que ella
mantiene la esperanza
de que se puede ser
feliz
si no se tienen apegos
desordenados
por las personas que
uno quiere
ni por las cosas que
desea, o se tiene.
Para mi lo mas bonito y
permanente
de la visita al fundo Los
Remolinos,
tal vez sea, que aquel
era un lugar irrepetible
-iba a decir
irreductible-
donde el fruto de los
cuidados no eran mas,
sino menos cosas;
donde la falta de cosas
esperadas
hacía aparecer bienes
inesperados:
así quizá, faltaba la
luz eléctrica
para que pudiera haber
proximidad,
conversación, y noche;
y había otras,
como el agua caliente,
la leche, o el pan,
que todavía tenían
relación
con su origen en el
horno,
la vaca, o en el fuego
que el Taita hacía cada
mañana
debajo del tambor;
el campo parecía
salvaje, inculto,
un poco abandonado a su
suerte,
porque quizá el fervor
no se enseña
haciendo producir un
campo,
sino haciendo
fervorosamente
hasta lo mas sencillo
que toca hacer,
para que adquiera un
sentido
en la existencia.
Creo,
Germán del Sol
Enero de 1965
2 comentarios:
querido germán, siendo menos joven que tú tuve la suerte de estar en Los Remolinos, y tener las mismas experiencias tuyas, aunque tu no lo creas y me aprecies poco...
Querido pablo amenabar,
te aprecio y no me extraña nada que una persona como tu,haya tenido las mismas experiencias; muchos otros habràn vivido otras distintas e igualmente valiosas para ellos en los Remolinos,como dice Goethe, cada uno ve lo que cree.
German del Sol
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