Admiro la obra que realiza Un Techo para Chile,
y también siento la urgencia de darle casas
a miles de personas que a pesar del progreso,
todavía no la tienen.
Creo que todos esperan que su casa
refleje la dignidad de la existencia humana.
Y que con buena arquitectura es posible darle el privilegio
de tener una casa hecha con cuidado,
incluso a la gente de menos recursos.
Después de décadas en que el esfuerzo
ha estado puesto en disminuir el déficit,
y mejorar solo el diseño de las casas,
“Un Techo para Chile”
y la “Asociación de Oficinas de Arquitectos”,
llaman a un concurso de proyectos de arquitectura
de barrios integrados y equipados
de “viviendas sociales innovadoras y eficientes”.
Este concurso es una oportunidad para entender
lo que nos piden los chilenos que no tienen casa,
a las instituciones y profesionales que se sienten involucrados.
Es la ocasión de averiguar que esperan de su barrio y de su casa,
para proyectarlos un poco mejor en relación a sus deseos.
Y tal vez también sea el momento
de no contentarse con los fondos disponibles,
y pedir más recursos para construirlos.
Lo que me parece imposible es pensar de nuevo,
y proyectar buenos barrios y buenas casas,
si no se superan los viejos prejuicios
que siguen presentes en las nuevas ordenanzas.
No sólo en aquellas que regulan la urbanización de los barrios,
y los proyectos de las casas,
sino también en las que norman la densidad de los barrios,
el tamaño y valor de los terrenos,
y la superficie y el uso del espacio interior de las casas.
Si hay que regirse por las normas y presupuestos
del programa del “Fondo Solidario de Vivienda”,
no se puede esperar que el concurso aporte ideas nuevas
que resuelvan mas rápido el déficit de casas,
que es mas o menos el mismo desde hace más de veinte años.
Ni llegar al 2010 sin campamentos.
Tal vez con motivo del concurso,
alguien descubra y se atreva a decir algo nuevo.
Decir por ejemplo, que mejor que entregar mediaguas
en terrenos baratos que se inundan con las lluvias,
no tienen alcantarillado,
y están alejados de los recorridos de las micros
y de los servicios que les ofrecen los pueblos y ciudades,
es entregar terrenos mas grandes,
bien ubicados y bien urbanizados.
O proponga por dar otro ejemplo,
entregar además, las mal comprendidas casetas sanitarias,
y un gran paquete de tablas de pino impregnado,
planchas de techo, clavos, arena, cemento, rollos de plástico, etc.,
y algunas herramientas….
¿Quien puede asegurarnos que para vivir dignamente,
la gente sin casa necesita solo 40 m2,
distribuidos y terminados como exige la ordenanza?
¿O negar a priori, que tal vez en un espacio mayor
con instalaciones apropiadas pero sin mayores terminaciones,
cada uno pueda hacer una casa que sea fecunda
para su vida y la de su familia?
Quizá, los chilenos hemos de dar algo más
para que cada uno pueda ver reflejado en su casa,
en las calles y en las plazas,
el esplendor de su propia vida
en esta cultura, aún con todas sus miserias.
La buena arquitectura no esta en la forma,
sino en la capacidad de sugerir
lo que no vemos ni podemos nombrar:
las cosas queridas u olvidadas;
los sueños posibles e imposibles;
las cosas imaginadas o temidas;
el lugar al que miramos con esperanza
cuando estamos distraídos o apenados.
Por eso, la buena arquitectura
no es el fruto de buenas ordenanzas,
que deberían limitarse a fijar estándares mínimos a cumplir,
y no metas como ahora.
Por eso, en un concurso así,
los proyectos que propongan ideas mejores que la ordenanza
deberían ser premiados, en vez de ser descalificados.
La buena arquitectura es mucho más
que la simple construcción que nos ocupa tanto.
Es el fruto de los cuidados con que se hacen las casas,
y no del cuidado con que se diseña la forma de las casas
que es tan solo su apariencia.
Creo que la arquitectura no debe confundir nunca
lo importante con lo urgente: es urgente dar casas,
pero es importante que la casa sea un palacio para cada uno.
La buena arquitectura no cuesta más plata;
aporta belleza que humaniza las cosas,
y despierta en nosotros
el más allá invisible de esperanzas y sueños.
Para vivir no se necesita solo un resguardo de la lluvia, el barro, y el frío,
sino también la gracia que da vida a los materiales y las cosas inertes.
La belleza no es decorativa ni glamorosa,
sino una sintonía o complicidad
que muestra el lado bueno de las personas y las cosas.
La belleza es tan necesaria para vivir
como el material de una casa,
porque es un destello de la creación
de la que todos somos parte,
y conmueve el corazón del salvaje que todos llevamos dentro.
Pero la buena arquitectura no basta para hacer una buena casa.
Hacen falta además, terrenos buenos relativamente baratos,
que hoy son escasos en una ciudad como Santiago,
debido a la especulación que genera el límite urbano.
Y contar con una superficie más generosa
que los 40 m2 presupuestados.
Espero que alguna de las ideas expuestas,
que son mías y de muchos otros,
sea un aporte que sirva para mejorar las bases del concurso.
Quedo a su disposición,
Germán del Sol
y también siento la urgencia de darle casas
a miles de personas que a pesar del progreso,
todavía no la tienen.
Creo que todos esperan que su casa
refleje la dignidad de la existencia humana.
Y que con buena arquitectura es posible darle el privilegio
de tener una casa hecha con cuidado,
incluso a la gente de menos recursos.
Después de décadas en que el esfuerzo
ha estado puesto en disminuir el déficit,
y mejorar solo el diseño de las casas,
“Un Techo para Chile”
y la “Asociación de Oficinas de Arquitectos”,
llaman a un concurso de proyectos de arquitectura
de barrios integrados y equipados
de “viviendas sociales innovadoras y eficientes”.
Este concurso es una oportunidad para entender
lo que nos piden los chilenos que no tienen casa,
a las instituciones y profesionales que se sienten involucrados.
Es la ocasión de averiguar que esperan de su barrio y de su casa,
para proyectarlos un poco mejor en relación a sus deseos.
Y tal vez también sea el momento
de no contentarse con los fondos disponibles,
y pedir más recursos para construirlos.
Lo que me parece imposible es pensar de nuevo,
y proyectar buenos barrios y buenas casas,
si no se superan los viejos prejuicios
que siguen presentes en las nuevas ordenanzas.
No sólo en aquellas que regulan la urbanización de los barrios,
y los proyectos de las casas,
sino también en las que norman la densidad de los barrios,
el tamaño y valor de los terrenos,
y la superficie y el uso del espacio interior de las casas.
Si hay que regirse por las normas y presupuestos
del programa del “Fondo Solidario de Vivienda”,
no se puede esperar que el concurso aporte ideas nuevas
que resuelvan mas rápido el déficit de casas,
que es mas o menos el mismo desde hace más de veinte años.
Ni llegar al 2010 sin campamentos.
Tal vez con motivo del concurso,
alguien descubra y se atreva a decir algo nuevo.
Decir por ejemplo, que mejor que entregar mediaguas
en terrenos baratos que se inundan con las lluvias,
no tienen alcantarillado,
y están alejados de los recorridos de las micros
y de los servicios que les ofrecen los pueblos y ciudades,
es entregar terrenos mas grandes,
bien ubicados y bien urbanizados.
O proponga por dar otro ejemplo,
entregar además, las mal comprendidas casetas sanitarias,
y un gran paquete de tablas de pino impregnado,
planchas de techo, clavos, arena, cemento, rollos de plástico, etc.,
y algunas herramientas….
¿Quien puede asegurarnos que para vivir dignamente,
la gente sin casa necesita solo 40 m2,
distribuidos y terminados como exige la ordenanza?
¿O negar a priori, que tal vez en un espacio mayor
con instalaciones apropiadas pero sin mayores terminaciones,
cada uno pueda hacer una casa que sea fecunda
para su vida y la de su familia?
Quizá, los chilenos hemos de dar algo más
para que cada uno pueda ver reflejado en su casa,
en las calles y en las plazas,
el esplendor de su propia vida
en esta cultura, aún con todas sus miserias.
La buena arquitectura no esta en la forma,
sino en la capacidad de sugerir
lo que no vemos ni podemos nombrar:
las cosas queridas u olvidadas;
los sueños posibles e imposibles;
las cosas imaginadas o temidas;
el lugar al que miramos con esperanza
cuando estamos distraídos o apenados.
Por eso, la buena arquitectura
no es el fruto de buenas ordenanzas,
que deberían limitarse a fijar estándares mínimos a cumplir,
y no metas como ahora.
Por eso, en un concurso así,
los proyectos que propongan ideas mejores que la ordenanza
deberían ser premiados, en vez de ser descalificados.
La buena arquitectura es mucho más
que la simple construcción que nos ocupa tanto.
Es el fruto de los cuidados con que se hacen las casas,
y no del cuidado con que se diseña la forma de las casas
que es tan solo su apariencia.
Creo que la arquitectura no debe confundir nunca
lo importante con lo urgente: es urgente dar casas,
pero es importante que la casa sea un palacio para cada uno.
La buena arquitectura no cuesta más plata;
aporta belleza que humaniza las cosas,
y despierta en nosotros
el más allá invisible de esperanzas y sueños.
Para vivir no se necesita solo un resguardo de la lluvia, el barro, y el frío,
sino también la gracia que da vida a los materiales y las cosas inertes.
La belleza no es decorativa ni glamorosa,
sino una sintonía o complicidad
que muestra el lado bueno de las personas y las cosas.
La belleza es tan necesaria para vivir
como el material de una casa,
porque es un destello de la creación
de la que todos somos parte,
y conmueve el corazón del salvaje que todos llevamos dentro.
Pero la buena arquitectura no basta para hacer una buena casa.
Hacen falta además, terrenos buenos relativamente baratos,
que hoy son escasos en una ciudad como Santiago,
debido a la especulación que genera el límite urbano.
Y contar con una superficie más generosa
que los 40 m2 presupuestados.
Espero que alguna de las ideas expuestas,
que son mías y de muchos otros,
sea un aporte que sirva para mejorar las bases del concurso.
Quedo a su disposición,
Germán del Sol
1 comentario:
HECHOS, NO PALABRAS, son los que se necesitan para llegar a un bicentenario sin mediaguas ni poblaciones callampas, ¿que has hecho aparte de hablar y escribir? Te doy un consejo: prueba algo nuevo.
Anda a un campamento o población y construye una mediagua para que por lo menos veas las caras de felicidad de algunas familias cuando las reciben, juega con un niño de población (no como turista) y ojalá que te embarre tu parka NorthFace, convive, calla y escucha cuando la señora de la junta de vecinos te cuente que su marido le pega cuando llega borracho, comparte con ella una marraqueta pelada con una taza de té sin azúcar... Ya que eres un arquitecto que ya ha hecho mucho, en este momento de tu vida te podrías dedicar a proyectos de verdad importantes, no esos que salen en revistas europeas,prueba con los que se hacen sin nada, en silencio y en sitios realmente extremos.
Y si no quieres probar, dedícate a hacer poesía y no hables de cosas que ni siquiera te importan, no porque seas "premio nacional" vas a cambiar el mundo sólo con tu "bella prosa".
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